Síntomas y afecciones

Enfermedades de garganta

La pruebas complementaria más importante es la Fibrolaringoscopia, que consiste en la introducción de un fino tubo flexible acoplado a una cámara, por la nariz, hasta la garganta y laringe. Es una prueba sencilla que casi nunca requiere anestesia y muy bien tolerada, incluso en niños pequeños.

Las cuerdas vocales también se pueden inspeccionar mediante un tubo rígido que se introduce por la boca apoyándolo en la lengua (Telelaringoscopia y Estroboscopia) y que nos permite valorar mejor la función vocal, sobre todo en aquellos casos en que otras pruebas no revelan alteraciones significativas o los que precisan un alto rendimiento de la voz (cantantes, educadores, conferenciantes…)

A veces es necesario la toma de exudados nasales o biopsias.

En los casos de roncadores es necesaria la realización de una Poligrafía Respiratoria que aclare si nos hallamos ante una roncopatía simple o una apnea del sueño.

Faringitis

La faringitis es una inflamación de la garganta o faringe que puedes ser causada por infección, alergias, sobresfuerzo vocal, tabaco o reflujo gástrico. Se manifiesta por dolor, irritación, sequedad o picor de garganta, también puede haber tos, congestión e incluso inflamación de los ganglios del cuello.

Tras descartar y corregir los factores predisponentes, la faringitis responde a tratamiento médico, aunque siempre hay que prestar atención a los consejos del especialista, de tipo higiénico-dietéticos, para evitar que el proceso se convierta en una faringitis crónica.

Anginas y vegetaciones

Las amígdalas y vegetaciones son formaciones destinadas a la defensa de las infecciones de vías respiratorias superiores en los niños. En ciertos casos provocan infecciones o amigdalitis que se manifiestan con dolor, fiebre o inflamación de los ganglios del cuello.

Si sobreviene de forma repetida, el otorrino debe valorar la necesidad de extirpar las amígdalas, puesto que puede provocar una infección a amigdalitis crónica, perjudicial para el normal desarrollo del pequeño.

Existen unos criterios consensuados por la mayoría de los otorrinos para la amigdalectomía o extirpación de las anginas y en la actualidad, esta intervención que se practica con anestesia general, se realiza con las máximas garantías de seguridad para el niño por anestesistas especializados en anestesia infantil y en centros con UCI pediátrica.

También las anginas pueden ser un problema en los adultos y siempre el especialista valorará la necesidad de cirugía para resolver definitivamente el problema. Tras la intervención, si ésta ha sido bien indicada, no existe más riesgo de faringitis que el propio que tendría el paciente sin operarse.

Cuando el problema son las vegetaciones adenoideas, los síntomas son los catarros de repetición, la obstrucción nasal y el ronquido, las otitis repetidas y los problemas auditivos. Por ello, siempre que se diagnostica una hipertrofia de vegetaciones, el tratamiento es la extirpación.

Afonía y alteraciones de la voz

La afonía o disfonía es la alteración del timbre e intensidad de la voz por diferentes causas que afectan al órgano de fonación que es la laringe.

La causa más frecuente es la laringitis aguda que sobreviene por inflamación de las cuerdas vocales de causa catarral o infecciosa o por sobreesfuerzo vocal y se tratan fácilmente con fármacos y reposo vocal.

Toda disponía que persista más de quince días, sobre todo en adultos fumadores, debe ser siempre revisada por el otorrinolaringólogo, ya que puede deberse a formaciones anómalas en las cuerdas vocales, como nódulos, pólipos o cáncer de laringe. En estos últimos casos es necesaria la cirugía, la Microcirugía Endolaríngea, una intervención rápida y ambulatoria, que permite un diagnóstico preciso y la extirpación de la lesión.

En los niños suele relacionarse con los malos hábitos de fonación (gritar) pero hay que descartar que se deba a una lesión congénita o porque el niño no oye bien.

Tumores en cara y cuello

Cualquier tumoración o bultos que aparece en cabeza y cuello ha de ser inspeccionado por un especialista, puesto que puede tratarse desde patologías benignas hasta situaciones malignas que pongan en riesgo la vida del paciente. El otorrinolaringólogo tratará, tras un correcto diagnóstico, todo tipo de tumores que aparezcan en cuello, desde los que afectan a la glándula tiroides, las glándulas salivares, los quistes que pueden presentarse en niños o en la edad adulta, hasta los lipomas o adenopatías.

Las lesiones de la piel que aparecen en cara y cuello también pueden tratarse por el otorrino, generalmente después de una inspección por el dermatólogo.